Narcisa Hirsch elaboró una obra en Argentina que, desde fines de los sesenta, tiene una amplitud estética, conceptual y cinemática que pocos realizadores experimentales pudieron lograr. Daniela Muttis, quien trabajó durante doce años con Hirsch, es un retrato tan expositivo y erudito como cercano e íntimo, porque conjuga dos virtudes: la admiración de una alumna y la complicidad de una amiga.
Estudiantes y Jubilados $15